PLANEAR UN VIAJE SORPRESA EN VENEZUELA.... ¡RESPIRA PROFUNDO!
- Mercedes E. Rojas Páez-Pumar
- 19 jul 2016
- 3 Min. de lectura

Completar cualquier actividad en Venezuela supone un esfuerzo importante. Es completamente normal que usted termine agotado después de hacer mercado, ir al banco a cobrar un cheque, pasar por la panadería a comprar pan o hasta disfrutar de una película en el cine, considerando los altos precios de las entradas, las chucherías y los malabares que uno debe hacer para contrabandear algún "pepito" en la cartera.
La escasez (palabra que quiero dejar de escribir pronto) el desorden y el caos disparan sin piedad por todos los flancos. Mi relación es la materialización de la situación del país: OJO, no me refiero a que estemos en crisis, pues es todo lo contrario, con esto quiero decir que en menos de un año nuestras salidas, comidas y planes han mermado notablemente. Sin duda es una medición banal, pero ya entenderán porque viene al caso en esta lectura.
El cumple de Ricardo Enrique <3 es en agosto. "Perfecto", dije para mis adentros y continué convenciéndome a mí misma: "él está de vacaciones, es un mes relativamente cercano al aniversario, quiero darle una sorpresa, han sido unos mese duros de trabajo para los dos... MERECEMOS UN BREAK".

Eligiendo un destino
Algo estaba claro: no había presupuesto para un viaje al exterior. La crisis económica hace que los destinos del interior del país sean tan tentadores como Santorini o la Polinesia Francesa (esto no se lo cree nadie, pero hay que ponerle algo de picante)
Mérida, Caruao, Choroní y Barquisimeto entraron a la lista de finalistas. Posadas de ensueño, atención personalizada, comida gourmet y listas de precios inciertas. Yo empecé a planificar el viaje en junio y a dos meses de la fecha nadie podría asegurarme los costos de mi alojamiento, por aquello de la inflación y sus cosas.
Mi cuñado fue el de la gran idea: ¡Margarita! y estoy segura de que si algún día lee esto, se regocijará por dentro. Cierro los ojos y ya puedo escucharlo decir: "te lo dije". La verdad es que la isla rondó mi mente, pero ya la habíamos visitado en diciembre y quería un plan diferente. "No te enrolles, vete a un plan todo incluido. No te tienes que preocupar por nada" fue la recomendación. En medio de la desesperación decidí aceptar el consejo.

Buscando ayuda
Esto de planear, reservar y hacer itinerarios no es lo mío. Estoy acostumbrada a que lo hagan por mí, me viene mejor el plan de aparecerme en el aeropuerto con mi documento de identificación correspondiente. Amada es la ejecutiva de la agencia de viajes que me salvó la vida, y la verdad es que el nombre le sienta como anillo al dedo: yo la amo. Me resolvió el viaje y respondió cada una de mis preguntas estúpidas. Incluso llegó a consolarme cuando le confesé mi temor a los aviones.
Sin embargo estar con una agencia no le quita la carga de estrés al asunto. Debes pagar en el momento indicado para mantener los precios, que suben como la espuma. Y es aquí cuando la cosa se pone buena.
La tragedia comienza
A mi me encantan las sorpresas, recibirlas y darlas. Aunque debo reconocer que estoy raspada cuando soy yo la que debe sorprender. Me empieza una desesperación, quiero revelar el misterio, me cuesta mentir, me cuesta guardarme el secreto. Si a eso le sumamos que Ricardo es un inspector, entenderemos que es la ecuación del fracaso. La respuesta es: sí, ya él sabe de la sorpresa.
La tragedia sigue. Una vez que ya había hecho el primer pago perdí un cliente y no cualquiera, uno importante. Mi capacidad económica se vio recortada a mitad del camino. El lunes bancario seguido por el martes feriado del 5 de julio dejaron mi cuenta como una cueva: oscura, húmeda, vacía.
A pesar de todos los obstáculos, los precios, el desorden, y otros factores que jugaron en mi contra, salí victoriosa y tengo pasajes en mano. Mi ansiedad no descansa y todavía tengo pesadillas en las que Amada me escribe: la tarifa se triplicó y tienes hasta mañana para pagar. Luego recuerdo que es mi paranoia exacerbada y me calmo.
Estoy segura que al final el esfuerzo habrá valido la pena y que la pasaremos increíble, pero es triste pensar que para nosotros los venezolanos, hasta viajar por un fin de semana es una proeza.
M.
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